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[Como la comida, los libros no saben igual para todos; Esta columna es solo una opinión.]

Hace un par de semanas, después del concierto de Paul McCartney en Chile, un tipo muy capo me dijo “no me pasa nada con los Beatles, voy a la izquierda de la masa con respecto a ellos”, y se me vino a la mente “Lennon” de David Foenkinos, una biografía novelada del líder de la banda, que nos permite entender el porqué sus fanáticos aún forman una gran masa global, y porqué no es tan loco sumárseles de repente.

La historia se divide en 18 sesiones de terapia, supuestamente narradas en primera persona por John Lennon. En éstas, le cuenta a su interlocutor sobre su vida, el abandono que sufrió por parte de sus padres, su primer amor, primeros conciertos, grandes glorias y fracasos. Y aunque no aporta ningún antecedente nuevo a los fieles que seguramente se saben de memoria la historia, el hecho de leer algo narrado por John, con su sarcasmo y frases tan propias, lo hace un libro entretenido y magistralmente bien escrito.

Los párrafos están llenos de personajes y lugares comunes, nombres que conocemos de toda la vida, épocas que añoramos haber vivido, y anécdotas que nos hacen conocer al hombre mucho más allá del artista.

Nos cuenta cuando el grupo conoció a Elvis y la incómoda reunión que tuvieron en la casa del Rey del rock porque, según John, los odiaba por haberle quitado el cetro. Recuerda también cuando Dylan les dio marihuana por primera vez, y menciona su amistad con Mick Jagger y la idiotez de todo el mundo de querer hacerlos rivalizar con los Stones.

Si bien se puede notar la soledad y nostalgia que guarda, esto permite ver al autodenominado hombre “más famoso que Jesucristo” desde otra vereda, lejos del rockstar rodeado de focos que lo aturdían y más cerca del adolescente que junto a sus compañeros de banda hacía competencias de masturbación en honor a Brigitte Bardot.

Una narración simpática y fácil de leer, que te hace sentir parte, y a nosotros –los mortales- si hay algo que nos gusta es sentirnos parte (sino pregúntenle a la enorme cantidad de afectados que publicó su foto en la Catedral de Notre Dame).

Lo entretenido es reconocer todo lo que estamos leyendo, como si fuese el diario de vida que escribió antes de morir y donde somos testigos de esos momentos, momentos que por cierto son clave en la historia de la música, de la política, la cultura y el mundo.

Un resumen perfecto de hechos que hemos contemplado siempre, que sabemos de memoria y que gozamos tal como cuando vemos Forrest Gump por vez número 20.

El mismo efecto ocurre con la banda. Escuchar a los Beatles no es solo escuchar música, no es solo recordar viejos tiempos… Es saber que cada canción tiene un contexto, te transporta a otra era, te dan ganas de vivirla y, si me lo preguntan, es precisamente eso lo que hace valer la pena sumarse a la masa por un momento.

Por Macarena Valenzuela