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[Como la comida, los libros no saben igual para todos; Esta columna es solo una opinión.]

La última vez que escuché una versión de “Gracias a la vida”, fue la que hizo Nina Persson cuando tocó con The Cardigans en marzo de este año. Cantó una mitad en inglés y la otra en español, y todo el público coreó la canción. Porque eso somos, eso tenemos y eso fue lo que Violeta Parra –entre tantas otras cosas- nos regaló; un himno universal que sentimos propio, que sentimos nuestro, y que te eriza la piel tanto como el “Imagine” de Lennon a un inglés.

Cuento esto porque la semana pasada se hizo el lanzamiento oficial de “Centésimas del alma”, un libro que recopila la transcripción de unos manuscritos inéditos que Violeta escribió a principios de los 60, y regaló a su amigo Miroslav Skármeta, quien los conservó todos estos años esperando el momento y a las personas adecuadas para que fueran publicados.

Así fue como las páginas intactas llegaron a manos de Cecilia García-Huidobro, Directora del Museo Violeta Parra, quien a su vez contactó al investigador Diego del Pozo, que rescató el material y escribió la introducción del libro, el que finalmente fue publicado a través de Ediciones Biblioteca Nacional.

¿El resultado? Un registro único con la transcripción y edición facsimilar de seiscientos cincuenta versos numerales en décimas (estrofas de diez versos, con ocho sílabas cada uno, y que según la regla, el primero debe rimar con el cuarto y quinto, el segundo con el tercero, el sexto con el séptimo y el décimo, y el octavo con el noveno), que Parra escribió a mano y al cabo de un día.

Y aunque quizás tardemos en comprender lo que esta hazaña significa, leer el libro nos da una muestra de lo que fue Violeta, que además de cantautora y poeta, era una artista capaz de regalar a un amigo una obra recién creada, porque su finalidad no fue nunca lucrar ni vanagloriarse, sino hacer arte de la manera más simple posible, pero con una habilidad extraordinaria.

En 1960 un amigo le recalcó su admirable talento para improvisar décimas poéticas de métrica literariamente perfecta, a lo que Parra contestó “Si me apuran, llego a las 300”, y hoy casi 60 años después, podemos leerlas y dimensionar dicho talento. A través de las décimas nos habla, nos hace parte del proceso. Es magia pura leerlas.

Como si fuera poco, al final del libro viene el manuscrito original digitalizado, lo que lo hace todo más lindo aún, y te deja con ganas de agradecer este hallazgo, darle gracias a Miroslav por cuidarlo tantos años y, sobre todo, gracias a la vida por darnos a Violeta.

“Una vez que me asediaste

Dos juramentos me hiciste

Tres lagrimones vertiste

Cuatro gemidos sacaste

Cinco minutos dudaste

Seis más porque no te di

Siete pedazos de mí

Ocho razones me aquejan

Nueve mentiras me alejan

De diez que en tu boca oyí”

Centésimas del Alma, Violeta Parra.

Por Macarena Valenzuela