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AKINETÓN RETARD

AKINETÓN RETARD

La pregunta sobre qué es una coincidencia, ya es de por sí una pregunta filosófica: ¿Existen? Y si existen, ¿quién las determina? Por ahí siempre sale nombrado el destino como ejecutor de las más grandes e imposibles coincidencias; algunos dicen que tal vez nosotros mismos las vamos provocando, causando, oliendo, adivinando y quizás a veces adentrándonos en ella.

Para mí lo de ayer tiene esencia de una gran coincidencia: el programa Escena Viva de Radio USACH invitó a la banda Akinetón Retard. Y sobre dónde radica esta fortuita coincidencia de la vida, viene producto a que el guitarrista de la banda es Vicente García-Huidobro, que leyendo sobre él en la Internet, es bisnieto del gran poeta autor de “Altazor”.

De inmediato se vino a mi mente el cruce que se produce entre la poesía y la música, primero con los alcances de nombre o apellidos, que luego pasa a ser una relación verdadera, la que se produce cuando uno puede apreciar por primera vez, en mi caso, a la banda Akinetón Retard.

AKINETÓN RETARD

AKINETÓN RETARD

Su nombre como lo dijeron ayer es “algo complicado”: proviene de un medicamento para combatir la enfermedad de Parkinson y frenar esos malditos movimientos incontrolables. Su música, al contrario, provoca en cada espectador que estuvo en el teatro de M100 mover los pies, cerrar los ojos, sentir los colores, rayar con un saxo, rayar con dos saxos, y ya en el éxtasis, rayar la mente-cuerpo con tres saxos al mismo tiempo.

Para mí era tener tres grandes aves: el cóndor, el águila y un fénix atravesando el cielo de mi cabeza, para luego volver al asiento, vibrar con la batería, sumergirme en el bajo y nuevamente en los colores que adornaron no sé si el escenario, o en toda esa selva musical de guitarras que suben y bajan en una potencia realmente genial.

Llega un respiro, ya que el programa se graba en vivo, y comienza un dialogo donde cuentan sobre los más de 20 años que lleva la banda, que quizás han durado tanto gracias a que nunca tuvieron éxito, y por lo mismo, no tuvieron los problemas que eso conlleva. Después algunos chistes finos sobre la contingencia, risas, y de vuelta a la música, con temas nuevos y otros clásicos.

AKINETÓN RETARD

AKINETÓN RETARD

Nuevamente comienza otro viaje, indescriptible, solo vivencial, que va cambiando a medida que los acordes van entrando en cada ser humano que estaba en esa sala. Al lado mío, una niña pequeña mueve su cabeza y su pelo largo es respuesta a la música que comienza a subir de intensidad, y con cada viaje, uno se da cuenta de lo difícil que ha de ser que una banda así cuente con una definición exacta.

Son todas las coincidencias posibles que se reúnen en un momento, la unión que se produce entre la música y la poesía, se da dentro de uno y también se expresa de la manera que a uno más le guste. Solo hay que aprovechar en asistir a estos buenos conciertos un lunes de otoño en la capital.

Por Javier Bustos Vera
Foto: Andy González