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OSCAR

OSCAR

Era lunes y tuve que venir al primer día de mi nuevo trabajo. Esperando en el hall central, comencé a leer un diario, y como siempre lo hago, empiezo por la sección de cultura. En ella había una pequeña columna de opinión, el tema tratado era los festivales de música y su organización. Se hacía relevancia a que Paul McCartney ya había vendido casi todo y que Lollapalooza ya estaba pensando en el 2020.

Esto se contrastaba con la realidad nacional de suspender dos grandes festivales como fue La Fonda Permanente (NDR: hasta el cierre de esta edición, cancelada por 3era vez) y La Cumbre debido a múltiples causas, pero se hacía notar que era por la poca venta de entradas.

Mientras leía esta columna, en mi cabeza sonaba solo un nombre mil veces. Ese era Woodstaco. Como la supuesta prensa oficial no hizo ningún comentario a este gran festival que acababa de ocurrir el fin de semana, la respuesta salta a la vista: Woodstaco no necesita, ni recurre a la tan odiosa publicidad.

Es un espacio que se ha ido construyendo desde hace años de la misma manera: haciendo apología a la auto gestión. Importante y trascendental es referirse que el festival se hace desde las propias personas; no hay marcas, no hay auspicios de transnacionales, no vas a leer de aquello en la prensa oficial, y con esto uno se da cuenta de lo bien que están haciendo las cosas en Woodstaco.

YOGA

YOGA

El debut

¿Desde dónde empezar? Al ver el cartel sucede algo diferente a los demás espectáculos de la misma magnitud, uno conoce un cantidad acotada de todos los grupos, los con más renombre, como La Floripondio, Redolés, Sol y Lluvia, entre otros. Entonces uno se pregunta ¿por qué ir a un festival en donde uno apenas conoce el 30% de todas las bandas? y la respuesta se contesta yendo al festival.

Woodstaco se transforma en una excelente plataforma para poder conocer bandas nuevas, bandas desconocidas, bandas que están fuera de la órbita, bandas que vienen trabajando hace años, bandas escogidas con pinzas y sobre todo con oído y mucho corazón. Bandas que no son de Stgo., que vienen de San Pedro, de Concepción, de otras tierras y otras aguas, bandas que vienen y quieren cautivar a un público nuevo.

Se cuenta con diversos escenarios: Enjambre, Nexo, Laguna Mental, Rock, Woodstaquitos y Micrófono Libre, todos con su propia esencia, su estética, y amplio lugar para poder disfrutar la música como uno quisiera.

CAMPO DE MEDUSAS

CAMPO DE MEDUSAS

El comienzo

Viernes por la madrugada y todo está funcionando. Lo primero que veo es Alásido en el escenario que tal vez tenía más rock y guitarras, riff, gritos y momentos de verdadera sicodelia. Con temas potentes cautiva al público, agradecen a la organización, siguen tocando temas y el público responde con mucho ánimo la presentación.

Luego voy al escenario Enjambre, el de más pachanga, cumbia y distorsión para ver ya de madrugada a Combo Chabela. La energía se mantiene constante, los ritmos para mover la pelvis, el cuerpo y la mente se mantiene con letras entretenidas, un público participativo y buen juego de luces acompañando el show. Siguiendo en el mismo lugar le toca su inicio a Paz Quintana, un total descubrimiento. Son las 4 am y la banda tiene una energía que desborda. Los temas hablan del viento, los hongos mágicos, de hacerle un funeral a los dolores y seguir adelante, los ritmos del ukelele, los beats del “Falso Chaman” y el sonido del acordeón hacen vibrar a toda la gente.

Se asoma el alba y para llegar a mi carpa tengo que atravesar todo el camping. Lo entretenido es que todavía circulan personas, se escuchan conversaciones, alguien enciende un tabaquito, todo mientras transitamos por un bosque de hongos, luego unas medusas fluorescentes, para en la neblina observar las tumbas de los muertos en especial la de Spinetta.

MACHA

MACHA

Segundo día

Es sábado, la mañana va con un buen desayumo para abrazar un lindo solcito e ir al escenario Laguna Mental, el cual cuenta -como lo dice su nombre- con una refrescante laguna con juegos de agua, slackline, entre otras diversiones. Pasado las 13 hrs. comienza a tocar La Tromba, grupo de VIII Región que recuerdo haber visto hace ya varios años en un cerro de Valparaíso para un carnaval de los mil tambores.

Nos cubrimos las cabezas, nos refrescamos y comienza la musiquita prendida con bronces que resuenan en toda la laguna. Los cuerpos con resaca comienzan otra vez a moverse, a sentir las ondas vibratorias y el deleite de la buena música. Temas nuevos, que llaman la atención y se escuchan con gran asombro, la gente ya se coloca a bailar y nuevamente comienza esta fiesta de música.

La comida

Hay que alimentarse y aquí nos detendremos un segundo donde nuevamente recalcamos lo bueno: hay una gran variedad de alternativas para poder comer, y no solo a la hora de almuerzo; si alguno le daba el bajón a las 5 am, habían aún un par de tiendas o puestos ofreciendo comida a un buen precio, desde choclos con agregados, los clásicos hand roll, sus ricas empanadas, cabritas, algodones, pizzas, papas fritas y mucho más. Nosotros llevamos fruta y comida para preparar, hicimos almuerzo comunitario, dormimos una pequeña siesta y a darlo todo nuevamente.

PSILOCIBE

PSILOCIBE

Hora peak

La felicidad llega después de una buena siesta y viene en forma de triángulo, aunque a veces es un poca ácida la sensación, da la garantía de pasarlo bien por mucho tiempo más. Teníamos nuestras carpas al lado del escenario del Rock y el grupo a seguir es La Floripondio. Mientras la gente va llegando esperamos a que comience el rock and roll, y La Flori no destiñe, comienza con el tema ‘1, 2, 3 a levantarse ‘ y realmente la gente se levantó. Corrimos todos al centro del escenario como verdaderos átomos del mundo, vientos del universo, todos tierra y polvo en una mezcla frenética, en saltos de arlequines, en bocanadas de energía vital, básicamente en un mosh sideral.

Un par más de temas rápidos, para pasar a una suave tormenta de tranquilidad, mientras suena ‘Fiebre sudamerican style’, una pausa aparente, un descanso, un grito desgarrador, para luego volver con todo y que la energía vuelva a circular. Como volviendo de un viaje a la luna, llega el último tema, con más polvo, algo de cansancio, llenos de tierra, pero con una cara de felicidad inmensa.

Luego de un respiro en un área que nosotros denominamos Los Huevos de Dinosaurios, donde con una sola respiración te puedes unir a todo el cosmos, de ver como nuevamente las mareas y los vientos hacían lo suyo, nos pegamos un recorrido para botar todo lo malo y mojarse la cara y las manos con el agua del río, ver criaturas extrañas y encender el fuego con el humo como aliados importantes en todo el festival.

LAGUNA MENTAL

LAGUNA MENTAL

Última noche

Nuevamente los senderos, las conversaciones y los seres extraños aparecen esta vez desde el escenario Enjambre con la banda Insultanes, otra agrupación que para mí era totalmente desconocida y que me sorprendió de muy buena manera. Como ellos mismo lo dicen en su disco, practican los ritmos volcánicos, una explosión de magma bailable, una energía que al parecer si proviene del fondo de la tierra y que se hizo sentir de manera muy poderosa. Todo lo anterior mezclado con ritmos que atrapaban la mente y el cuerpo, que te dejaban bailando solo, o acompañado, pero al fin y al cabo bailando. Realmente una banda con una genial performance en el escenario.

Luego vino un pequeño vortex en el escenario de Nexo, en donde tocaba Éntomos, una banda de metal estricto y duro, guitarras y acordes al infinito, acompañado de una batería incesante, algo realmente true que dio lugar en otras horas de la noche a la banda Armadillo con dos mujeres a la cabeza, un sonido potente de ritmos candentes y una mezcla de rock, improvisación, alegría.

ENJAMBRE

ENJAMBRE

Mientras tanto en otro escenario sonaba Newen Afrobeat donde unos amigos me dijeron y comentaron que fue un genial show, muy potente, con grandes visuales, temas entretenidos, ritmos que hasta el propio Fela debe estar bailando en algún lugar.

Luego vino otra gran oportunidad de descubrir a otro banda llamada Francisco el Hombre, que con una energía que desbordaba el escenario, buenos juegos con el público, temas rebeldes y vacilones, combinan la conexión con lo femenino que hacia recordar a lo más lindo del soul afroamericano. Ya a estas alturas de la madrugada quizás algunos estén durmiendo, otros atacando el bajón nocturno, pero el festival continua, y siendo las 5 de la madrugada comienza el show de cierre a cargo del DJ Carlo Marco con gente aún moviéndose, cabeceando, siguiendo los ritmos que salen de las manos del deejay a punta de sorbos con el amanecer de fondo. Valientes que se bailaron toda la madrugada.

Hasta pronto

Camino a casa, entre el bosque de hongos, las tumbas de los muertos cubiertas de neblina y los últimos sobrevivientes de un día felizmente agotador, llego a la carpa, el sorbo mañanero, dos despedidas y a hasta mañana que aún queda un día por vivir.

WOODSTACO

WOODSTACO

Domingo por la mañana, revivo con un desayuno, camino a la laguna para refrescar hasta los pensamientos, un mini conteo de daños corporales y el saludo a los amigos y amigas son el panorama para volver a esperar las vibraciones musicales comiencen.

Mientras compartíamos con un mate y algo para fumar las anécdotas de la noche anterior, el vocalista de equis banda dice lo siguiente: “No queríamos venir, nos provocaba algo de contradicción, y ahora que estamos acá, nos damos cuenta de que es un festival sin ningún puto auspiciador, todos andan vacilando en la suya, se respetan las bandas, se respeta el medio ambiente natural en el que estamos, de verdad hay que seguir apoyando todas estas iniciativas que provienen del trabajo humano y sincero de todos los organizadores”. Quizás un pequeño resumen de lo que es el festival. Como dijo un amigo cuando le comente que escribía una nota sobre lo ocurrido, menciona “¡Woodstaco es pura libertad!”.

Por Javier Bustos Vera
Colaboración: Juan Guillermo Carrasco
Foto: Karla Riveros, Álvaro Pardo, Lilith Fernández, Juan Pablo Torres, Magdiel Molina, Jimmy Cares
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