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Desde su formación, Meshuggah ha sido sinónimo de precisión musical, brutalidad técnica y una visión artística vanguardista dentro del mundo del metal extremo. Sin embargo, más allá de su distintivo sonido polirrítmico y la complejidad de sus composiciones, hay otro elemento crucial que ha elevado sus presentaciones en vivo a un nivel casi hipnótico: su diseño de iluminación.

La presencia de un iluminador dedicado a capturar la intensidad y el ambiente único de Meshuggah en sus shows no ha pasado desapercibida. Edvard Hansson, iluminador principal de la banda, se ha convertido en una figura clave para moldear la experiencia visual de Meshuggah desde su incorporación en 2011. Hansson, con una sólida trayectoria en el diseño de luces para eventos de gran escala, se unió a la banda justo en el momento en que sus giras comenzaron a atraer a audiencias más grandes, y desde entonces, su trabajo ha sido fundamental para convertir los conciertos en espectáculos inmersivos.

El Rol de Edvard Hansson: Más que un Iluminador

Para Hansson, diseñar las luces de un concierto de Meshuggah va más allá de sincronizar simples patrones de colores con la música. Su enfoque es artístico, conceptual, y busca crear una narrativa visual que complemente la complejidad de la música de la banda. Cada polirritmo y cada cambio dinámico en las canciones es traducido en juegos de luces precisos, que no solo subrayan la brutalidad sonora, sino que también refuerzan la experiencia sensorial total para los fans.

La relación entre Meshuggah y Hansson se ha forjado a través de un profundo entendimiento de la música de la banda. Sus luces funcionan casi como un “instrumento” adicional en el escenario, coreografiando un baile de sombras, destellos y efectos estroboscópicos que sincronizan perfectamente con la intrincada ejecución de la banda. En temas icónicos como “Bleed” o “Demiurge”, las luces parecen replicar los patrones matemáticos de las guitarras, generando una atmósfera claustrofóbica y alucinante que ha llegado a ser un sello distintivo de sus conciertos.

Una Historia de Evolución y Perfeccionamiento

Cuando Hansson se unió a la banda en 2011, Meshuggah ya era una referencia en el metal progresivo, pero su presencia en vivo requería un nivel de sofisticación visual que igualara la intensidad de su música. Desde entonces, el iluminador ha trabajado en colaboración cercana con los miembros de la banda para desarrollar un estilo de iluminación minimalista pero impactante, donde las sombras, el contraste y el uso preciso de los colores juegan un papel fundamental. A lo largo de los años, sus diseños han evolucionado, adaptándose a la creciente escala de los escenarios y mejorando técnicamente para aprovechar las innovaciones en tecnología de luces.

El Legado de Hansson en los Conciertos de Meshuggah

A lo largo de más de una década de colaboración, Hansson ha sido responsable de algunas de las experiencias más memorables de Meshuggah en vivo. Sus espectáculos, que ahora son considerados por muchos como una simbiosis perfecta entre el caos sonoro y el orden visual, han consolidado la reputación de la banda no solo como pioneros del metal extremo, sino también como una de las bandas más impactantes a nivel sensorial en la escena musical actual.

La contribución de Edvard Hansson va más allá de un simple diseño de luces; ha creado una atmósfera que convierte cada show de Meshuggah en una experiencia inmersiva total, donde la música y la luz se fusionan para desorientar, provocar y cautivar. Así, su trabajo ha sido crucial para definir la estética en vivo de la banda y para hacer que cada concierto sea recordado como una auténtica obra de arte audiovisual.

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