Para llegar a escribir brevemente sobre los últimos 15 años de música popular sobre la capital del Valle del Limarí, la bienvenida llega con una publicación proveniente desde La Serena; en “Cuarto Infierno” (2017), libro que plasma toda la escena extrema de la Región de Coquimbo realizado por Armando Tapia junto a su socia Janina Guerrero y Mauricio Peña, aparece José Roco, exlocatario de DarkGesichts Shop, cuyo relato cuenta que hasta el recordado distro de la Feria Modelo de Ovalle “llegaba gente bastante menores de edad, hasta otros que pasan ya los 70 años […] consumen mucho metal y son muy coleccionadores en el tema“, afirmó en el texto mencionado.
Con ese dato, citamos a Raúl Venegas, guitarrista actual de Paralaje y profesor de música en diferentes localidades de la zona (Los Quiles, Escuela Bélgica de Punitaqui y Los llanos San Luis II), para conversar sobre lo que entre voces se dice sobre el “Seattle nortino”. Tras conocer su emprendimiento VM Eventos/Estudio/Sala de Ensayo, el músico cuenta que en Ovalle “hasta que tocas te respetan, de lo contrario eres un poser“. Dicho impulso lo llevó a colgar los botines como ex jugador profesional de 1ra B y tomar la guitarra por el mástil durante tres horas al día por seis años.
Así y con muchas horas de aprendizaje para llegar a ese respeto, equilibró su práctica entre rancheras y Mr. Big para algún día poder presentarse con uno de sus favoritos: Paul Gilbert. Entre cientos de postulantes a sesionar con el guitar hero, el rostro de Ibanes lo seleccionó para participar y de paso impulsar su futuro en la música con altos hitos: presentaciones en Teatro Caupolicán, el Estadio Nacional, y variados escenarios del país suman a su hoja de ruta.
Tras conocer su historia y sobresalir frente a una audiencia de 500 roqueros de la zona, era el coliseo perfecto para un “músico de la región”. De este modo, los cadetes a engrosar el número de bandas ovallinas debían pasar por las mismas tablas que los seminales Infernal Kingdom, Rakeniven, Belberian, Holocausto Cerebral, Rebelion, Astral Theogon, Napogesia, Nergal, Vómitos y Estratagema.
Movimientos como el Centro Cultural Metal Empire, la Oficina de la Juventud, conciertos en La Bombonera, el Galpón del Hospital, Bar del Mosca o la escena que se vivía en locales donde “de día va gente con chupalla, y en la noche se transforma en un culto a la maldad“, son algunos de los anécdotas que rodean el halo misterioso de la ciudad.
Con los años la militancia se flexibilizó y los referentes comunales de la cumbia (Hechizo), indie rock (Polter) y la música de escuela (Ovalle Funk Trío), poseen su puñado de seguidores que, si nos vamos más a la prehistoria de la ciudad, el liíder de Electrodomésticos, cuyo fundador es Carlos Cabezas, nació en Ovalle.
Si bien la competencia durante la temporada alta ovallina previo a la era covid era menor en comparación con sus vecinos más populares (Tulahuén, Elqui), hay donde asegurar el recuerdo: el Macabre Metal Fest Zona Norte Open Air, Festival del Zancudo o el encuentro Dioses del Rock, cumplieron con lo necesario para tener eventos referentes para trazar esta historia.
“Sin embargo, el movimiento en Ovalle es bastante desunido […] Al no haber público que apoye a las bandas regionales, las bandas dejan de existir, y al no haber bandas no se abren espacios” Cuarta Infierno
Últimamente y con la explosión COVID-19, esfuerzos de escena se ven a través del Corporación Cultural Municipalidad de Ovalle y su administración presidida por el reelecto alcalde Claudio Reinteria e Ifman Huerta como encargado de la misma. En su gestión musical, la activación del Festival Ovalle Cultura, el paso de La Ruta Ranchera y diferentes lanzamientos presenciales, virtuales e híbridas, son esfuerzos para trascender identidad musical desde la capital del Limarí.
Al cierre de la nota, se muestra poco esperanzador el circuito musical para ciertos sectores del norte chico, sea por la continuidad de sus ejecutores, como de la apertura a integrar interdisciplinas que mezclen cultura, diseño y turismo con medidas sanitarias más permisivas. Por fortuna, su misma gente saca la moraleja al cierre con un aire romántico muy válido frente a las experiencias que inmortaliza en el texto de los impulsores del CIART: “Lo que se reinventa no muere, y hay bandas que lo demuestran“.
Por Juan Gmo. Carrasco (Evaluador de Ferias y Difusión del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio 2021).
Agradecimiento a Armando Tapia, Eve Contreras, Raúl Venegas, Marcelo Oyanadel, Cuarto Infierno, Ifman Huerta y CIART